jueves, 26 de marzo de 2009

HIPERTENSION


La hipertensión arterial es una condición médica caracterizada por un incremento de las cifras de presión arterial por encima de 140/90 mmHg y considerada una de los problemas de salud pública en países desarrollados afectando a cerca de mil millones de personas a nivel mundial. Para el registro y diagnóstico de una hipertensión arterial, se tiene por costumbre hacer lectura de las cifras tensionales en dos visitas médicas o más. Aquellos individuos con una tensión arterial entre 130/80 y 139/89 tienen un riesgo duplicado de desarrollar hipertensión arterial que los individuos con valores menores.[1] La hipertensión es una enfermedad asintomática y fácil de detectar, sin embargo, cursa con complicaciones graves y letales si no se trata a tiempo.
La hipertensión arterial, de manera silente, produce cambios hemodinámicos, macro y microvasculares, causados a su vez por disfunción del mismo endotelio vascular y el remodelado de la pared de las arteriolas de resistencia, responsables de mantener el tono vascular periférico. Estos cambios, que anteceden en el tiempo a la elevación de la presión, producen lesiones orgánicas específicas, algunas de ellas definidas clínicamente.
En el 90% de los casos la causa es desconocida por lo cual se le ha denominado "hipertensión arterial esencial", con una fuerte influencia hereditaria. Ese porcentaje tan elevado no puede ser excusa para intentar buscar su etiología pues en 5 a 10% de los casos existe una causa directamente responsable de la elevación de las cifras tensionales. A esta forma de hipertensión se le denomina "hipertensión arterial secundaria" que no solo puede en ocasiones ser tratada y desaparecer para siempre sin requerir tratamiento crónico sino que además puede ser la alerta para localizar enfermedades aún más graves de las que solo es una manifestación clínica.

Umbral de hipertensión [editar]
Se ha propuesto definir la hipertensión arterial como el nivel de presión que sea capaz de producir lesión cardiovascular en un paciente determinado. Este umbral está por encima de 140/90 milímetros de mercurio (mmHg). Por otra parte es obligatorio hacer una valoración global de riesgo para cada persona, enferma o no, para calcular las cifras de presión que deberían considerarse “seguras” para ella.
En síntesis, para cada paciente existiría una cifra umbral para diagnosticar “hipertensión”. Dicho nivel estará dado por la evidencia científica disponible con relación a su perfil individual, en especial evidencia proveniente de estudios, observacionales, epidemiológicos o de experimentos clínicos controlados.
Recientemente el JNC 7 (The Seventh Report of the Joint National Committee on Prevention, Detection, Evaluation, and Treatment of High Blood Pressure)[1] ha definido como prehipertensión a la presión arterial comprendida entre 120/80 mmHg y 139/89 mmHg. La prehipertensión no es una enfermedad, sino una categoría que permite identficar personas con alto riesgo de desarrollar hipertensión. Esta cifra puede variar de acuerdo al sexo y edad del paciente.
La lectura de la tensión sistólica tiene predominio sobre la diastólica después de los 50 años, siendo al revés previo a esa edad. Antes de los 50 años de edad la presión arterial diastólica es un más potente factor de riesgo de cardiopatía, mientras que la presión arterial sistólica lo es después de los 50 años de edad.[1]

Causas de hipertensión arterial [editar]
A pesar de que no se ha determinado cual es la causa específica en la mayoría de los casos de hipertensión arterial, los factores contribuyentes más frecuentes incluyen:
Hipertensión esencial
Hipertensión esencial asociada al síndrome metabólico
Hipertensión sistólica aislada
Hipertensión secundaria a enfermedad renal
Glomerulonefritis aguda o crónica
Glomeruloesclerosis focal o difusa
Colagenopatías
Nefritis intersticial
Enfermedad poliquística renal
Síndrome de Liddle
Hipertensión secundaria a enfermedad vascular renal.
Estenosis de arteria renal, unilateral o bilateral
Esclerodermia
Enfermedad de Takayasu-Onishi
Hipertensión secundaria a coartación aórtica
HTA secundaria a endocrinopatías
Síndrome de Cushing
Acromegalia
Hipertiroidismo
Feocromocitoma
Hipercalcemia
Adenoma corticosuprarrenal
Deficiencia de 11-hidroxilasa
Deficiencia de 17-hidroxilasa
Hiperplasia suprarrenal
Síndrome de Geller
Exceso aparente de mineralocorticoides
Hiperaldosteronismo supresible por glucocorticoides
Hipertensión asociada al embarazo
Hipertensión asociada a enfermedades del sistema nervioso central.
Trauma craneoencefálico o de médula espinal
Hipertensión intracraneal
Tumores encefálicos
Apnea del sueño
Porfiria aguda
Disautonomía
Síndrome de Guillain-Barré
Hipertensión secundaria al uso de fármacos
Hipertensión de bata blanca[4]

Ambiente [editar]
Algunos de los factores ambientales que contribuyen al desarrollo de la hipertensión arterial incluyen la obesidad, el consumo de alcohol, el tamaño de la familia, circunstancias de hacinamiento y las profesiones estresantes. Se ha notado que en sociedades económicamente prósperas, estos factores aumentan la incidencia de hipertensión con la edad.

Sodio [editar]
Artículo principal: Sal (condimento)
Aproximadamente un tercio de la población hipertensa se debe al consumo de sal,[5] porque al aumentar la ingesta de sal se aumenta la presión osmótica sanguínea al retenerse agua, aumentando la presión sanguínea. Los efectos del exceso de sal dietética depende en la ingesta de sodio y a la función renal.

Renina [editar]
Se ha observado que la renina, secretada por el riñón y asociada a la aldosterona, tiende a tener un rango de actividades más amplio en pacientes hipertensos. La hipertensión arterial nero asociada a una baja de renina es frecuente en afroamericanos, probablemente explicando la razón por la que los medicamentos que inhiben el sistema renina-angiotensina son más eficaces en ese grupo de la población.

Resistencia a la insulina [editar]
En individuos normotensos, la insulina estimula la actividad del sistema nervioso simpático sin elevar la presión arterial Sin embargo, en pacientes con condiciones patológicas de base, como el síndrome metabólico, la aumentada actividad simpática puede sobreponerse a los efectos vasodilatadores de la insulina. Esta resistencia a la insulina ha sido propuesta como uno de los causantes del aumento en la presión arterial en ciertos pacientes con enfermedades metabólicas.

Apnea durante el sueño [editar]
Artículo principal: Síndrome de apnea-hipopnea durante el sueño
La apnea del sueño es un trastorno común y una posible causa de hipertensión arterial.[6] El tratamiento de este trastorno por medio de presión aérea positiva continua u otros manejos, mejora la hipertensión esencial.

Genética [editar]
La hipertensión arterial es uno de los trastornos más complejos con un componente genético asociado a la aparición de la enfermedad. Se han estudiado a más de 50 genes que podrian estar involucrados con la hipertensión.

Edad [editar]
Al transcurrir los años, el número de fibras de colágeno en las paredes arteriales aumenta, haciendo que los vasos sanguíneos se vuelvan más rígidos. Al reducirse así la elasticidad, el área seccional del vaso se reduce, creando resistencia al flujo sanguíneo y como consecuencia compensadora, se aumenta la presión arterial.

Lesiones orgánicas causadas por la hipertensión arterial [editar]
Los órganos cuya estructura y función se ven alterados a consecuencia de la hipertensión arterial no tratada o no controlada se denominan órganos blanco e incluyen el sistema nervioso central, arterias periféricas, corazón y riñones, principalmente. La asociación entre la presión arterial y el riesgo de cardiopatías, infarto agudo de miocardio, derrame cerebral y enfermedades renales es independiente de otros factores de riesgo. Por ejemplo, en individuos comprendidos entre las edades de 40 y 70 años de edad, cuando la presión arterial se encuentra entre 115/75 a 185/115 mm Hg, cada incremento de 20 mmHg en la presión sistólica o de 10 mmHg en presión diastólica duplica el riesgo de aparición de alguna de estas enfermedades.[1]

Sistema nervioso central [editar]
Retinopatía hipertensiva: vasoespasmo, aumento del brillo arterial, cruces arterio-venosos patológicos (signo de Gunn), hemorragias, exudados, papiledema
Trombosis retinianas venosas y arteriales.
Leucaraiosis: lesiones microvasculares discretas a nivel periventricular cerebral (valorables por tomografía axial computarizada o resonancia magnética nuclear.
Isquemia cerebral transitoria: déficit neurológico isquémico con recuperación ad integrum antes de 24 h
Accidente cerebrovascular trombótico o embólico: lesión isquémica no reversible después de una semana de inicio del déficit. Los infartos lacunares a menudo son silentes
Accidente cerebrovascular hemorrágico con hematoma intracerebral, con o sin invasión del espacio subaracnoideo
Encefalopatía hipertensiva, deterioro de la alerta y cognición sin focalización neurológica durante el curso de una urgencia hipertensiva
Demencia de origen vascular: como consecuencia de múltiples infartos del sistema nervioso central

HIPERTESION Y CORAZON


La hipertensión arterial es una enfermedad de la pared arterial, caracterizada por su estrechamiento y resistencia, porque los vasos sanguíneos se debilitan con los años y pierden su elasticidad.
El corazón cuando se contrae bombea sangre a través de una red de arterias, capilares y venas. Para hacer circular la sangre por la red vascular, los vasos ejercen presión, que en su nivel más alto se llama máxima o sistólica, cuando se relajan, la presión más baja se llama mínima o diastólica.
Conjuntamente con la hipercolesterolemia y el tabaquismo son el principal factor de riesgo de la enfermedad coronaria. Las personas hipertensas que además son obesas, fuman o tienen niveles elevados de colesterol, tienen un riesgo mucho mayor de sufrir una enfermedad cardio o cerebrovascular.
La hipertensión generalmente no presenta síntomas, aunque en algunos casos, puede sentirse dolor de cabeza, mareos, irritabilidad, cansancio y otros síntomas físicos. Cuando no hay síntomas de advertencia, la enfermedad puede permanecer sin detectarse durante muchos años.
El 60% de los mayores de 60 años son hipertensos, y la mayoría de ellos lo desconoce. Un examen físico es la única manera de determinar si una persona sufre de hipertensión. Debe realizarse un examen médico general que incluya una evaluación de los antecedentes familiares.

HIPERTENSION Y ALIMENTACION



Sección Nutrición
Se denomina hipertensión, o tensión arterial alta, a una elevación sostenida de los niveles de la presión sanguínea por encima de valores considerados normales (presión sistólica más de 160 mmHg, presión diastólica más de 90 mmHg).).
En su origen, influyen tanto factores personales y ambientales (edad, hábitos alimentarios y estilo de vida) como los genéticos: la tensión arterial tiende a elevarse con la edad, es también más frecuente que aparezca si la persona es obesa, lleva una dieta rica en sal y pobre en potasio (pobre en verduras, frutas y frutos secos, legumbres, cereales integrales), bebe elevadas cantidades de alcohol, no realiza actividad física, o sufre de estrés psicológico.
Prácticamente en el 90 % de los casos la hipertensión es primaria o de causa desconocida y, en menos de un 10 %, secundaria a otros procesos relacionados con alteraciones de origen renal, cardiovascular o del sistema endocrino.La ciencia médica todavía no entiende por qué ocurren la mayoría de los casos de hipertensión arterial. Sólo se sabe que existen diferentes factores que aumentan el riesgo de hipertensión arterial…
Porqué se tiene Hipertension?
La herencia: una persona cuyos padres han tenido hipertensión arterial es más susceptible de desarrollarla.
La raza: los negros tienen más posibilidades de desarrollar esta enfermedad que los blancos.
Los varones tienen mayor riesgo que las mujeres hasta la edad de 55 años; a partir de esta edad sus riegos se igualan. A partir de los 75 años, las mujeres tienen más posibilidades de desarrollar hipertensión arterial.
La edad: la tensión arterial tiende a subir con la edad, y por ello los ancianos tienen más riesgo de desarrollar hipertensión arterial.
La sensibilidad a la sal: un consumo excesivo de sal causa hipertensión arterial en algunas personas.
La obesidad y el sobrepeso.
Consumo excesivo de alcohol.
Uso de anticonceptivos orales y otros medicamentos (esteroides anabolizantes, antiinflamatorios no esteroideos, descongestivos nasales, eritropoyetina, etc)
Sedentarismo
Desde la Alimentación
En el tratamiento de la hipertensión, son necesarias una dieta adecuada a las necesidades individuales, con control de sodio y una serie de recomendaciones que orienten a la persona hacia un estilo de vida más saludable.
El consumo actual de sal (cloruro sódico) en nuestro país se encuentra por encima de las necesidades reales de este mineral. El exceso de sodio se relaciona con la retención de líquidos en los tejidos del cuerpo y por tanto, con el incremento de los valores de tensión. Cuanto menos sodio contenga la dieta, más fácil será eliminar ese exceso por la orina y así contribuir a normalizar los niveles de tensión arterial. La dieta pobre en sodio, también beneficia a personas que padecen de enfermedad cardiovascular o hepática avanzada con retención de líquidos.
Por otro lado, la hipertensión se considera factor de riesgo de enfermedad cardiovascular, por lo que las recomendaciones dietéticas también deben incluir orientaciones para la normalización del peso (en caso de sobrepeso u obesidad), control de la calidad de la grasa y del colesterol, así como asegurar una cantidad adecuada de fibra y antioxidantes naturales, relacionados con la prevención de estas enfermedades.
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Recomendaciones
Alcanzar o mantener un peso saludable mediante una ingesta adecuada de calorías.Prescindir de la sal de mesa (normal, marina, yodada) y de la sal en el cocinado de los alimentos.
Reducir el consumo de grasas saturadas y colesterol como factor de prevención cardiovascular:
Escoger las carnes más magras y quitar la grasa visible antes de su cocinado: pollo, pavo (sin piel), conejo, caballo, cinta de lomo, ternera magra, solomillo de buey, ternera o cerdo; y desgrasar los caldos de carne o aves en frío.
Aumentar el consumo semanal de pescado fresco a unas cuatro raciones.
Se permiten de 4 a 6 huevos a la semana (si no existe contraindicación médica).
Aliñar los platos con aceites vegetales (oliva, girasol) mejor que con mantequilla o margarina, añadiéndolos a los alimentos después de cocinados para evitar exceso de grasa y colesterol.
El efecto del café en la tensión arterial es escaso y de breve duración por eso no es preciso suprimirlo, aunque se recomienda tomarlo con moderación.Es importante tomar cantidades adecuadas de calcio. El calcio necesario lo aportan diariamente: 2 vasos de leche ó 1 vaso de leche más 2 yogures, o en su lugar 60 gramos de queso bajo en sodio.Preparar platos para luego congelarlos, y así no tener que acudir a los precocinados, que en general, son ricos en sodio. Hoy en día, existen diversos productos en el mercado pobres en grasa, colesterol y sodio (comprobar etiquetado).Si se come fuera de casa, elegir del menú ensaladas, aves o pescados a la parrilla en lugar de fritos o guisos. Para evitar la adición excesiva de salsas se puede pedir que éstas se sirvan a parte, y uno mismo adicionarla.
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¿Cómo cocinar y condimentar?
El mejor método de preparar los alimentos es el cocinado sin sal añadida.Evitar las excesivamente grasas como guisos, estofados, frituras, empanados y rebozados.Preferir las carnes y pescados a la planchas, parrillas, asados (horno, papillote), microondas, hervidos o cocidos, al vapor.Es preferible la cocción al vapor que el hervido, ya que los alimentos conservan su sabor natural y no se hace necesario sazonar.Se puede reducir el sodio de los alimentos si utilizamos remojo prolongado (más de 10 horas) o doble cocción, cambiando el agua a mitad de la misma ya que el sodio se disuelve y queda en al agua (deberemos desecharla siempre). Es útil emplearlas en verduras, legumbres y pescados congelados y en conserva.
Para que la comida resulte más apetitosa se pueden emplear diversos condimentos:
- Ácidos: Vinagre de manzana o vino, zumo de limón.- Aliáceos: Ajo, cebolla, cebolleta, cebollino, chalota, puerro.- Hierbas aromáticas: Albahaca, hinojo, comino, estragón, laurel, tomillo, orégano, perejil, mejorana...- Especias: Pimienta (negra o blanca), pimentón, azafrán.El vinagre y el aceite (oliva y semillas) pueden ser macerados con hierbas aromáticas.En la elaboración de salsas, los vinos u otras bebidas alcohólicas como ingrediente flambeados pueden hacer más sabrosas diversas recetas.
Además… (no todo es comer)
En personas hipertensas obesas una dieta hipocalórica bajo control de un especialista ayuda a normalizar la tensión.
El exceso de alcohol aumenta la presión arterial, por tanto, se debe moderar su consumo (no más de 2 vasos de vino al día).
Es necesario suprimir el tabaco por ser un factor de riesgo añadido ante enfermedades cardiovasculares.
El ejercicio físico moderado practicado de forma regular ayuda a mejorar el control de la tensión arterial.
El estrés mantenido produce elevaciones de la tensión arterial, por tanto es necesario aprender a relajarse y a llevar un ritmo de vida más saludable.
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Alimentos Aconsejados
Leche y lácteos: Leche, cuajada, yogur y otras leches fermentadas preferiblemente no azucaradas y quesos. Carnes, pescado, huevos y sus derivados: Preferir las carnes que menos grasa contienen. Cereales, patatas y legumbres: Todos salvo los indicados en "alimentos limitados". Verduras y hortalizas: Todas, y preferiblemente una ración diaria en crudo (ensalada). Cereales, patatas y legumbres: Todos salvo los indicados en "alimentos limitados". Frutas: Todas salvo las indicadas en el apartado de "alimentos limitados". Bebidas: Agua, caldos, infusiones y zumos, bebidas refrescantes no azucaradas. Grasas: Aceites de oliva y semillas (girasol, maíz, soja...), mantequilla, margarinas vegetales. Alimentos permitidos (Consumo moderado y ocasional)
Leche y lácteos: Batidos lácteos, yogures azucarados, petit suisse, natillas y flan. Carnes semigrasas, jamón y fiambres Cereales: Cereales de desayuno azucarados (sencillos, chocolateados, con miel). Bebidas: Zumos comerciales azucarados. Otros productos: Miel, mermeladas, bollería y repostería sencillas (las que en composición más se parecen al pan: bollo suizo, bizcochos de soletilla), helados y sorbetes, mayonesa. Alimentos limitados (consumir de forma esporádica o en pequeñas cantidades)
Leche y lácteos: Leche condensada. Carnes grasas, productos de charcutería y vísceras Cereales: Galletas rellenas, chocolateadas o bañadas con soluciones azucaradas, etc. Frutas: Fruta en almíbar, frutas desecadas y frutas confitadas Bebidas: Bebidas azucaradas tipo cola y, según hábitos, bebidas alcohólicas de baja graduación (cerveza, vinos de mesa, sidra). Grasas: Nata, manteca, tocino y sebos. Otros productos: Pastelería y repostería rellenas, chocolateadas o bañadas en soluciones azucaradas, golosinas y dulces, etc. Edulcorantes: Azúcar común o sacarosa, fructosa y jarabes de glucosa.

HIPERTENSION ARTERIAL


Qué es la presión arterial

El corazón es el órgano encargado de bombear la sangre que circula por nuestro organismo. Para impulsar el caudal sanguíneo a la circulación general, el ventrículo izquierdo del corazón se contrae y se relaja de forma cíclica, de forma que con cada contracción (sístole) empuja o bombea la sangre a las arterias (que son los vasos que transportan la sangre oxigenada desde corazón al resto de nuestro organismo), para después relajarse (diástole) y volver a llenarse de sangre (ver figura 1).La presión o tensión arterial es la presión que ejerce la sangre sobre la pared de las arterias. Depende fundamentalmente de dos factores: el volumen o caudal de sangre que circula, y la resistencia que ofrecen las arterias a su paso.


Figura 1. Anatomía del corazón y circulación de la sangre. La sangre llega desde el organismo a la aurícula derecha del corazón. Desde allí, se mueve al ventrículo derecho, que la impulsa a los pulmones. En los pulmones se “recarga” de oxígeno, vuelve al corazón, a través de las venas pulmonares dentro de la aurícula izquierda hacia el ventrículo izquierdo. El ventrículo izquierdo la impulsa al resto de tejidos del organismo a través de la arteria aorta.
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Medida de la presión arterialLa presión arterial se mide habitualmente mediante un dispositivo denominado esfigmomanómetro (los hay de varios tipos), que nos da la medida de la presión arterial en milímetros de mercurio (mmHg). Estamos acostumbrados a que nos den esta medida en dos cifras. La cifra mayor (denominada presión arterial sistólica), es el valor que tienen las arterias en el momento de la sístole del ventrículo izquierdo y la menor (denominada presión arterial diastólica), es el valor que tienen las arterias en el momento de la diástole del ventrículo izquierdo.

La Sociedad Española de Hipertensión Arterial (SEH-LELHA) ha establecido unas normas básicas de medida de la presión arterial, que incluyen:
El paciente debe encontrarse en reposo, al menos desde cinco minutos antes de la medida, y evitar realizar ejercicio físico previo
La medida debe realizarse en un ambiente tranquilo, el paciente debe encontrarse mentalmente relajado, preferiblemente sin hablar.
Evitar la toma de sustancias estimulantes (café, tabaco) antes de la toma de la presión arterial.
Se deben realizar como mínimo dos medidas, y promediar. Si las dos medidas difieren en más de 5 mmHg, se deben hacer medias adicionales (hasta cuatro).
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Qué es la hipertensión arterial.
En términos sencillos, la hipertensión es una elevación mantenida en el tiempo de las cifras de presión arterial por encima de los valores normales.La hipertensión puede clasificarse en categorías en función de las valores de presión arterial. En la siguiente tabla mostramos la clasificación de valores de presión arterial que propone la Sociedad Española de Hipertensión (SEH-LELHA).

Desde hace unos años ya no se habla de “hipotensión”, sino de “presión arterial óptima” porque se ha demostrado que cuanto más baja se tenga la presión arterial, prevenimos en mayor medida enfermedades cardiovasculares.
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Causas de hipertensión arterial
La mayor parte de los casos de hipertensión corresponden a la llamada “hipertensión esencial" , que no tiene una sola causa identificada, sino que se origina por una serie de factores, tanto genéticos (hereditarios) como ambientales.Hemos visto como la presión arterial depende del volumen de sangre que circula y de la resistencia que ofrezcan los vasos a su paso. Cualquier causa que contribuya a incrementar el volumen sanguíneo (consumo de sal en las comidas) o a aumentar la resistencia de las arterias (aterosclerosis, tabaco), provoca una elevación de la presión arterial.La “hipertensión secundaria" es la presión sanguínea elevada que tiene su causa en algún trastorno específico, como puede ser una insuficiencia renal, obstrucción vascular, mal funcionamiento de glándulas suprarenales, algunos medicamentos...
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La hipertensión arterial en España
La hipertensión es una patología muy frecuente en el mundo occidental, y por tanto en España. Según datos de la Sociedad Española de Hipertensión Arterial (SEH-LELHA), un 35% de la población adulta española padece hipertensión, y este porcentaje se eleva al 68% en mayores de 60 años.Además, el principal problema de la hipertensión es que casi nunca se presenta aislada, sino que frecuentemente se asocia a otros factores de riesgo que contribuyen a que el paciente hipertenso presente un elevado riesgo cardiovascular.Según un estudio realizado en el 2005 en población hipertensa que acude a consultas de atención primaria (HICAP), la hipertensión se presenta aislada sólo en un 3,61% de los pacientes, el resto presentaban algún factor de riesgo cardiovascular asociado. Los más frecuentes fueron el colesterol elevado (79%), la obesidad abdominal (57,8%) y la diabetes mellitus (34,7%).La proporción de pacientes hipertensos controlados (es decir, con cifras de presión arterial acordes con las guías de tratamiento) es baja. Según este estudio, solo un 39,3% de los pacientes hipertensos están controlados especialmente entre pacientes de mayor riesgo como los diabéticos (10,5% de controlados). El control de los factores de riesgo cardiovascular asociados a la hipertensión es asimismo bajo (18,8% en el caso de la diabetes).
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Riesgo vascular asociado a la hipertensiónLa hipertensión es un factor de riesgo muy importante de distintas enfermedades cardiovasculares. Es el principal factor de riesgo de padecer insuficiencia cardiaca (más de la mitad de los pacientes hipertensos presentan un alto riesgo de desarrollar insuficiencia cardiaca), ictus o enfermedad renal.Cada aumento de 20 mmHg en la presión arterial sistólica, o de 10 mmHg en la presión arterial diastólica, dobla el riesgo de enfermedad cardiovascular, en todo el intervalo desde 115/75 hasta 185/115 mmHg.
Además, como hemos visto anteriormente, la hipertensión raramente existe aislada, sino que habitualmente coexiste con otros factores de riesgo. Cuando varios factores de riesgo están presentes en el mismo paciente, el riesgo de sufrir enfermedad cardiovascular aumenta exponencialmente, de forma que el efecto final de la combinación de varios factores es mayor que la suma de los factores individuales.
Figura 2. Número de veces que aumenta la probabilidad de sufrir enfermedad cardiovascular por cada uno de los factores indicados, o por la combinación de varios. Un paciente hipertenso multiplica por tres su riesgo cardiovascular, y un paciente hipercolesterolémico por cuatro. Si presenta ambos factores de riesgo, su riesgo cardiovascular se multiplica por nueve. Figura adaptada de Poulter, N. Radcliffe Medical Press. Oxford. 1993
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Tratamiento de la hipertensión
Actualmente existen diferentes guías de tratamiento tanto internacionales como locales de tratamiento de hipertensión arterial. Todas ellas coinciden en que cualquier tratamiento contra la hipertensión debe comenzar con un cambio en el estilo de vida y en adquirir hábitos de vida saludables (alimentación correcta, ejercicio físico habitual...).

Sin embargo, la realidad nos dice que no siempre es fácil adquirir estos hábitos, de modo que con frecuencia es necesario iniciar un tratamiento farmacológico.
Este tratamiento farmacológico debe ser individualizado para cada paciente en función de su historia clínica, riesgo cardiovascular global, tolerabilidad de la medicación, etc.Existen en la actualidad distintos grupos terapéuticos de fármacos para el tratamiento de la hipertensión. Si es Vd hipertenso o sospecha que puede serlo, hable con su médico. En cualquier caso, es indispensable un correcto cumplimiento de la medicación para lograr un control de la hipertensión adecuado.